La zorra y la cigüeña
Un día la zorra invitó a comer a la cigüeña y preparó una rica sopa. Arregló la mesa con finos platos y servilletas de hilo. Cuando llegó la cigüeña y sintió el rico aroma que salía de la olla, dijo:
— ¡Qué bien huele la sopa, amiga zorra! Debe estar muy sabrosa.
— Sí, está rica. Vamos a comer, amiga, estarás muerta de hambre. Y sonriendo amablemente, la zorra sirvió la sopa en dos platos.
La cigüeña, que en realidad tenía mucha hambre, se acercó a comer. Metió su largo pico en el plato pero sólo pudo mojarse la punta.
— ¿Qué te pasa amiga? —preguntó la zorra— ¿No te gustó mi sopa?
— Sí, está muy sabrosa, pero la verdad es que tengo poco apetito.
— Entonces me la tomaré yo —dijo la zorra. Y en un santiamén se tomó el otro plato de sopa.
Días después, la cigüeña invitó a la zona a cenar y sirvió la sopa en dos botellas de cuello largo.
— ¿Qué es esto, amiga? Así no se puede comer ¿No tienes platos? —preguntó la zorra.
— ¿Cómo que no se puede comer? —dijo la cigüeña —iMira! Y metió su largo pico en la botella de la zorra y se tomó la sopa, como el que se toma un refresco con un pitillo. La zorra se fue de allí, furiosa, echando pestes contra la cigüeña.
Como dice el refrán: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”.
Un día la zorra invitó a comer a la cigüeña y preparó una rica sopa. Arregló la mesa con finos platos y servilletas de hilo. Cuando llegó la cigüeña y sintió el rico aroma que salía de la olla, dijo:
— ¡Qué bien huele la sopa, amiga zorra! Debe estar muy sabrosa.
— Sí, está rica. Vamos a comer, amiga, estarás muerta de hambre. Y sonriendo amablemente, la zorra sirvió la sopa en dos platos.
La cigüeña, que en realidad tenía mucha hambre, se acercó a comer. Metió su largo pico en el plato pero sólo pudo mojarse la punta.
— ¿Qué te pasa amiga? —preguntó la zorra— ¿No te gustó mi sopa?
— Sí, está muy sabrosa, pero la verdad es que tengo poco apetito.
— Entonces me la tomaré yo —dijo la zorra. Y en un santiamén se tomó el otro plato de sopa.
Días después, la cigüeña invitó a la zona a cenar y sirvió la sopa en dos botellas de cuello largo.
— ¿Qué es esto, amiga? Así no se puede comer ¿No tienes platos? —preguntó la zorra.
— ¿Cómo que no se puede comer? —dijo la cigüeña —iMira! Y metió su largo pico en la botella de la zorra y se tomó la sopa, como el que se toma un refresco con un pitillo. La zorra se fue de allí, furiosa, echando pestes contra la cigüeña.
Como dice el refrán: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”.